"Ni los tesoros persas, ni los honores consulares destierran las tristes agitaciones del ánimo y las cosas que vuelan alrededor de los artesanados techos."
Tal es el pensamiento del poeta. Pues esencialmente pudo decir sencillamente que la riqueza, ni los honores, el cambio del país evitan las penas; la proporción quedaría lo mismo en cuanto su verdad y naturaleza;Pero no habría imagen. Esta consiste en presentar las inquietudes como luchas tumultuosas
que estallan en nuestro ánimo; en pintar las congojas como seres alados y tenaces que revolotean bajo techumbres magníficas, "Ellas escalan las cerradas naves y acompañan a los escuadrones de caballería, más ligero que los ciervos y que el euro disipando las nubes" Suben a las poderosas naves, se aferran a la grupa de los jinetes y siguen infatigables a sus víctimas por tierra y por las aguas. Además, para nueva hermosura y realce del conjunto, el poeta lo ha individualizado todo, Haciéndolo patente a nuestra vista, las riquezas de que habla no son unas riquezas vulgares, sino gozos, tesoros persicos; los honores más estimados para un romano, los da el cónsul, simbolizados en la frase lictor consularis; las naves son acreatas, esto es con