domingo, 27 de julio de 2008

leyenda del decapitado





Aqui comienzo este blog con una historia del libro leyendas de Veracruz de Jose Mancisidor.

El convento de Santo Domingo, de resistente y solida construcciòn, extendía sus dominios desde la esquina que formabala calle del Angel, despues Salinas, más tarde Juan manuel Betancourt hoy Aquiles Serdan, y el trozo de la actual avenida independencia que precisamente llevaba el nobre del convento: Santo Domingo. Por ambas calles, la casa religiosa abarcaba hasta la mitad de las aceras, y por su parte posterior llegaba a la plazoleta que hasta nuestros dias conserva el nombre de La Campana, nombre que se le dio debido a que en ese sitio el templo ostentaba una torre de madera de la que colgaba una sonora campana de bronce que los clérigos de esa cofradía usaban para llamar a sus fieles a oraciones y maitines.
Tiempo después cuando ese templo fue cerrado al cultoen la esquina de lo que hoy es serdan e independencia, los establecimientos comerciales se fueron sucediendoen este orden: fue primero la ferreteria "El palacio de Cristal" propiedad de don Ramon Varela e hijo, desaparecida ésta, surgió la casa de "Zaldo Hnos y Cía."; al quedar cerrada esta última abrio sus puertas "La kananga" de los señores De Nicolás y finalmente surgió la casa "Rabasa y Cors", junto a la cual aparece la negociación en telas "Casa García", y anteriormente "Casa Valdés".
Volvamos al templo Santo Domingo a cuyo costado, por la calle del Angel quedaba la archicofradía de la Virgen del Rosario, templo en el que en las noches de vientos huracanados, refiere el vulgo que en épocas lejanas y aùn recientemente se ha visto una silueta masculina, sin cabeza, con hábito de monje. Y es creencia popular que esa siluetaes el alma en pena de un noble español muerto a manos de su hermano menor, al enterarse éste que el padre de ambos había dejado como único heredero a su hermano, y en ese momento de coraje y despecho le cercenó la cabeza con una cimatarra que había pertenecido quizá a algún antepasado de ellos.
cuenta la leyenda que una noche en que se desató sobre la ciudad un fuerte viento huracanado acompañado por tupida lluvia, el fratricida se refugió en las naves de la iglesia de Santo Domingo y fue alli donde apareció por primera vez, ante los ojos del atónito Caín, la decapitada figura de su hermano sacrificado, vistiendo hábito de monje y llevando en brazos su cabeza ensangrentada. ¿Era acaso que su alma había volado a refugiarse entre aquella Hermandad y había acogido las ropas religiosas? El ambicioso criminal no lo supo y presa del ánico ante ese cuadro dantesco y aterrador, cáyo sin vida.
Nárrase que en recientes fechas el monje sin cabeza fue visto por el velador de una casa comercial cercana, en lo alto de la cúpula del que fuera convento de Santo Domingo, desde donde lo llamaba con su sangrienta cabeza en brazos, como si algo quisiera decirle a ese pobre servidor que acaso de la impresión murió 24 horas después.
Es así como al transcurrir el tiempo el monje sin cabeza sigue apareciendo de cuando en cuando, como si aún viviéramos en aquellos remotos días en que la amurallada Villa Rica de la Vera-Cruz no contaba con luz eléctrica y al caer la noche la ciudad quedaba en la semioscuridad, en aquellos remotos tiempos en que el sereno lanzaba al espacio su melancólica voz diciendo: "¡Las nueve y la noche ésta oscura...! "Sentencia que parecía hacer más lúgubres y tristes esas noches negras de vientos y tormentas.
Y el monje del convento de Santo Domingo aún sigue apareciendo como queriendo cobrar en gente inocente el acto de Caín que con él se cometió.